Me levanto de la cama pensando en ella. Mi polla es tremendamente grande y no puedo evitar hacerme una paja pensando en ella. Ella es mi obsesión, mi perdición.
Desde que la conocí no he tenido otro pensamiento en mi cabeza que no sea ella. Nunca había visto una mujer como ella de hecho nunca me habría imaginado estar en un sitio como aquí.
Ella es una mujer única y delicada. Huele dulce y sensual, con solo mirarte puede hacer que tu polla se haga agua. Es ese tipo de mujeres que las ves sola una vez en la vida. Y que no puedes sacártela de la cabeza. Mi problema es que yo pensaba que era gay. Pero cuando mis compañeros de trabajo insistieron en que los acompañara a un puticlub… no pude negarme. Nadie en mi trabajo sabe que soy gay, o era, ya no se lo que soy.
Desde niño siempre he sentido que mi polla palpitaba por los hombres. De hecho nunca he follado con una mujer, siempre lo he hecho con un hombre. Y cuando fui por primera vez a un puticlub y la vi a ella. Mi polla se puso dura al momento. Un cuerpo precioso, unas curvas de infarto y sobre todo muy sensual. Con una mirada que embauca y te llena de pasión por cada poro de la piel.
Así es mi diosa, una mujer que me tiene descolocado por completo. Mi cabeza me dice eres gay, pero mi cuerpo me dice que no. Mis ganas de ir al puticlub de nuevo no cesa y creo que voy a ir. Porque necesito saber que es follar con una mujer. Que se siente al besar y mirar a esa diosa que tengo delante.
Me encantaría chupar sus pezones y hacer que se corra con mi boca. Es en lo único que pienso, pero también a la vez pienso que como lo voy a hacer. Si no tengo experiencia con mujeres. No se como hacer para que se sienta deseada pero la realidad es que la deseo y muchísimo.
Sin duda alguna me voy a vestir y me voy a ir al puticlub. Quiero follar con ella cueste lo que cueste. Así que os dejo que me voy a preparar para follarme un coño por primera vez. Lo deseo, lo ansío.